La Sal En Los Alimentos y El Corazón
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La dieta occidental, debido a la cantidad de alimentos que cada vez más son El cuerpo de una madre es fantástico. El momento de dar a luz es uno de los mejores ejemplos de ello, ya que ha quedado preparada para alimentar a su bebé sin necesidad de que el niño reciba alimentos adicionales para su subsistencia. La leche materna es la primera comida natural para los lactantes, les aporta toda la energía y los nutrientes que el niño necesita en sus primeros meses de vida, y sigue cubriendo la mitad o más de las necesidades nutricionales del niño durante el segundo semestre de vida, y hasta un tercio durante el segundo año.
La sal está detrás de uno de cada tres casos de hipertensión, enfermedad que afecta a
1.130 millones de personas en el mundo. Además, se ha demostrado que la
hipertensión está impactando a personas en edades cada vez más tempranas. Recientes estudios indican que el consumo excesivo de sal afecta a un mecanismo de seguridad en el cerebro, que impide que la presión arterial se eleve. La sal en consumo excesivo produce la alteración del mecanismo, liberando una gran cantidad de una hormona antidiurética que causa el aumento de la presión arterial. Cada día las personas consumen menos frutas, verduras y fibras presentes en los cereales integrales, que son los elementos claves de una alimentación sana, las cuales contienen potasio, que contribuye a hacer bajar la tensión arterial.
“Se estima que cada año se podría evitar 2,5 millones de muertes si el consumo de sal a nivel mundial se redujera al nivel recomendado” (OMS).
El consumo excesivo de sal afecta directamente al corazón favoreciendo a las enfermedades cardiovasculares. La composición principal de la sal de mesa es cloruro de sodio, este es un mineral esencial necesario para mantener el volumen plasmático, el equilibrio ácido básico e hidroelectrolítico, la transmisión de los impulsos nerviosos y el funcionamiento normal de las células. El exceso del mismo tiene consecuencias nefastas para la salud, en particular la hipertensión arterial.
Toda la sal que se consume debe ser enriquecida con yodo, lo cual es esencial para un desarrollo sano del cerebro del feto y del niño pequeño, así como para optimizar las funciones mentales en general y un buen funcionamiento de la glándula tiroidea.
“Cuídate, nadie lo hará por ti”. Dra. Natividad de Jesús
VALIDADO POR LA DRA. NATIVIDAD RAMÍREZ / Nutrióloga Clínica